Escúcheme,
por que la cordura
se va
disolviendo entre su voz
y el roce de
su piel.
Estoy aquí,
expuesta para usted,
como si
hubiese sido creada por
usted mismo,
para su satisfacción
y placer. Me
fusiono con la oscuridad
que emana de
su lengua. Sus garras
tatuandome
como lo que has hecho
de mi; su
hembra, su princesa, su
perra en celo…
esta que se esta
enviciando de
su mente.
Escúcheme
vida, que se me escapa
la misma en
cada gemido. Cada
lagrima salada
que se escurre por
mis piernas,
esas que le pertenecen,
suplicantes de
usted…. Mireme,
tóqueme,
hágame gritar, hágame
gemir, y
hágame suya una y otra vez…
Beseme…
Le suplico
solo eso, beseme una
vez haya
muerto entre sus manos…
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